En un acogedor estudio bañado por el cálido resplandor de la luz de la tarde, un gato dragón-li duerme pacíficamente sobre una estantería de madera. Su cuerpo esbelto y serpentino cubre con gracia una hilera de tomos muy queridos, y la larga y elegante cola del gato cuelga perezosamente sobre el borde, balanceándose suavemente con cada suave respiración. Con un pelaje que se asemeja a escamas brillantes y ojos cerrados con alegría, p…
